Muchas veces se tiende a confundir lo popular con lo comercial. El house es un ejemplo representativo que saca a relucir esta problemática. Su fórmula sigue siendo infalible y goza de gran popularidad en los clubs y festivales, aunque su valor en capital sea más discutible. Aunque también son muchos los que critican este estilo como “facilón”. Pero los que lo hacen, tienden a pensar demasiado en el cerebro y se olvidan del culo, que es lo que de verdad importa. Eso lo saben muy bien artistas como Jamie Jones, que han conseguido llevar el género a otro nivel.

Las transformaciones que ha sufrido a lo largo de los últimos años es alucinante. Muchos artistas ingleses lo han tomado como laboratorio para redefinirlo, mezclándolo con múltiples estilos musicales. El caso de Richy Ahmed es muy representativo en ese sentido; la facilidad que tiene de combinar con soltura y elegancia estilos tan diversos como el disco, el funk, el techno, el hip hop y lo que le echen, es para quitarse el sombrero. El resultado es un potente sonido, más complejo, pero sin perder la frescura e intensidad del house más clásico. Y si a eso le sumas su eficacia a la hora de aprovechar el sonido y la energía electrizante e hipnótica que irradia en la pista, el pitote está más que asegurado.

Richy Ahmed está en primera línea de la nueva hornada de artistas que están redefiniendo la música house a fuerza de mezclarla con disco, techno, funk, hip hop y lo que se les ocurra. Compañero de generación y estilo de nombres como los de Robert James, Subb-an, Russ Yallop y Maya Jane Coles. Ahmed se ha hecho rápidamente un nombre dentro de la escena.

El de Newcastle, aunque residente en Londres, forma parte del colectivo Hot Creations junto a Jamie Jones y Lee Foss (creadores y dueños del mismo), y ya es habitual de los mejores festivales como Sonar, Glastonbury o el Burning Man. En definitiva, uno de los hombres fuertes de la escena nu-school house.