El siglo XVII es época de fanatismo religioso exacerbado y dibuja una Europa que vive entre los extremos teocéntrico y antropocéntrico. En las zonas más conservadoras, miles de mujeres son llevadas a la hoguera acusadas de brujería.

Te traslado a 1692, a Salem, donde vive una pequeña comunidad dedicada al servicio de Dios. Un grupo de mujeres se ponen a bailar desnudas en los bosques. Una de ellas, Abigail Williams bebe una pócima encantada para inducirla a matar a la mujer de John Proctor. El reverendo Parris ve por casualidad la preparación del conjuro y, de repente, el Diablo parece apoderarse de Salem. Para resolver la situación, se inicia un juicio a cargo del magistrado Danforth, que debe dictaminar el origen de una serie de supuestas posesiones diabólicas.

Ahora te pido que mires tu televisor, ¿seguimos haciendo juicios hacia los que nos rodean? ¿Cuál es la forma moderna de sentenciarlos? La humanidad reconoce este pasado como un error, pero ¿hemos aprendido como sociedad de ello?