Matt Elliott ha seguido un camino realmente atípico. Solía crear bajo el pseudónimo The Third Eye Foundation – emblemática figura de la escena electrónica inglesa reconocida por su especial electro teñido de drum’n’bass. Pero desde su primer álbum con su propio nombre ‘The Mess We Made’ (Domino, 2003), Elliott viró hacia composiciones mucho más folk, abandonando el teclado y las máquinas hasta hacerlas casi desaparecer para volver a los instrumentos tradicionales (guitarra, piano, violín...).

‘Drinking Sons’ (Ici d’Ailleurs/Acuarela, 2005) puso el énfasis en las voces distantes y los ambientes etéreos, con guitarras y teclados mucho más tenues, casi cariñosos, a veces abrumados por beats de drum’n’bass elevando las canciones, coros y ecos dando una dimensión casi mística al álbum. En ‘Failing Songs’ (Ici d’Ailleurs/Acuarela, 2006) Matt Elliott se convirtió en un auténtico songwriter, tomando plenamente las riendas de su voz para cantar sobre textos muy oscuros y personales, canciones cuyas sutiles melodías contrastan con la dureza de las palabras: una dura crónica del fracaso entre la desesperación y la gélida ira. Y desde luego, influido del todo por sonidos eslavos y griegos a veces salpicados de guitarras españolas (convirtiéndose la guitarra en el instrumento predilecto y omnipresente, a menudo combinado con la languidez del violoncelo).

‘Howling Songs’ (Ici d’Ailleurs/Acuarela, 2008) es la magnífica tercera y última parte de la trilogía de las ‘canciones’, de nuevo en un tono eslavo pero sin fronteras definidas, cuya única y constante herencia se encuentra en las raíces de la música europea. Se trata de una obra más personal si cabe, testimonio de un talento único en el que conmovedoras armonías se sitúan en equilibrio entre la balada y la música folk, la locura y la razón, la revuelta y la desesperación. ‘Howling Songs’ se compadece del mundo a su alrededor y es un vestigio definitivo en el que uno puede sentir, a través de cada pieza, esa sensibilidad indignada que es santo y seña del artista, especialmente percibida cuando la voz de Elliott permanece intacta y sin coros de fondo, aportando seguridad e incuestionable calidez. ‘Howling Songs’ es, sin lugar a dudas, el álbum más introspectivo de Matt Elliott y el que mejor representa su personalidad musical.