Calor es ya todo un clásico para los festivales más exquisitos y especializados. Una apuesta muy personal por un circo íntimo, en el que el calor del público es consustancial a la propia trama. Aquí radica su ambición: no hay trampa ni cartón, sino un único personaje en escena que desnuda su espíritu y se entrega al escrutinio de un público que está cerca, física y emocionalmente. A través del clown más poético, Jean Philippe Kikolas nos invita a atravesar un muro y adentrarnos en la privacidad de una persona sin hogar, sin patria y con rumbo incierto. La patria es el circo, y al menos ahí, en el rito, encontramos un lugar en el que reconfortarnos.

Calor es uno de esos espectáculos que tarde o temprano tienen que pasar por Circada. Desde 2018 lleva recorriendo los mejores festivales y desde Circada hemos ido observando, sin prisa, hasta encontrar el momento adecuado. Ahora, con la solvencia que da el haber tenido un largo tránsito, llega a Sevilla en su perfecto punto de cocción.