Con Speaking Tango, Minino Garay satisface una pasión por la palabra hablada, una forma de poesía recitada sobre un fondo de compases e improvisaciones instrumentales, antecesora del slam y heredera de los destellos de Los Últimos Poetas o Gil Scot Heron. También conduce a un cuestionamiento artístico nacido hace 20 años. Su encuentro entonces con la poeta y cantante Dana Bryant, la primera heroína del género, fue decisivo.El magistral percusionista argentino radicado en Francia, empapado de los sabores multicolores de las tradiciones rítmicas de su país y la filosofía del jazz, combinado con los enriquecimientos de su experiencia transatlántica (Mercedes Sosa, Raul Barboza, Cuarteto Cedron, Jaime Torres, Ibrahim Maalouf, Dee Dee Bridgewater, Richard Galliano, Daniel Mille, Jackie Terrason…) han hecho suyas las convicciones poéticas del mundo hablado. Después de haberla rociado en sus últimos discos, aquí se dedica por entero a ella.En Hablando tango (Speaking Tango), Minino Garay hace bailar palabras raras con una voz profunda, tierna, sensual o alucinante. Los posa, los proyecta, los declama o los acaricia con una sinceridad sin filtros.La música que los anima es abundante pero precisa. Lleno de ritmos hábiles, combinación de tradiciones argentinas y jazz, es fruto del encuentro de compositores de primer nivel, como el propio Minino, Lalo Zanelli, Manu Guerro, Lionel Suárez, David Linx o Christophe Wallemme, con los mejores intérpretes que también son parte de la realidad e historia de uno de sus dos países de origen. Allí se codean las prominencias inspiradas en el inmenso baterista André Ceccarelli, Pipi Piazzolla, nieto, el monumento Astor Piazzolla y también mago de las baquetas, las de los contrabajistas Christophe Wallemme o Flavio Romero, el guitarrista Manu Codjia o los pianistas Hernan Jacinto y Leo Genovese.