“El Saloncito Chino” es un texto teatral del gran Adolfo Marsillach, que como él mismo apunta en el prólogo, escribió para divertirse, porque “…La diversión es uno de los ejercicios más inteligentes que nos podemos permitir…” Se trata de un texto que no fue pensado para convertirse en una obra representada, y ahí precisamente es en donde radica su encanto, ya que no precisa de artificios ni de grandes escenografías para presentarnos a una serie de personajes absurdos, cómicos y tristes a un tiempo, que deciden, a medida que se van incorporando, quedarse en el saloncito a compartir sus vidas (y sus muertes) para que éstas no acaben nunca. Quizás, con un poco de suerte, ¿por qué no?, podamos acompañarles de vuelta a la niñez y a la felicidad de la despreocupación.