Pedro Guerra y Javier Álvarez en Tenerife
Varias Fechas
Calle Cantos Canarios, 10 38300, La Orotava, La Orotava
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Pedro Guerra y Javier Álvarez
aunque ya no soy dos
Los cantautores se habían acabado, o eso decían en el cruce de
décadas entre los ochenta y los noventa. La transición se entendía
que había terminado, ya teníamos la democracia asimilada y Franco
parecía que había muerto hace siglos. Los ochenta fueron los años
del hedonismo, de la movida y la posmodernidad, del lujo, del
pelotazo. ¿Quién necesitaba que un pepito grillo les cantara las
contradicciones? Cantautor, no me des la turra, vete al cine y
cómprate unos calcetines. Los noventa llegaban cargados de rock
alternativo, de british pop , de sonido mánchester , de trip hop , de
bakalao y acid jazz y no lo vimos venir. Resulta que entre el cielo y el
suelo unos tipos volvieron al taburete alto, la guitarra de palo y a la
poesía. A cantar al garito pequeño, al café de las letras cuidadas, a la
nueva toma de conciencia, a la ternura. Nosferatu erró el tiro y el
mundo no se fue a la mierda. Un milagro. Se les volvió a necesitar.
Sin rumbo y a la deriva, casi a la intemperie, la poesía hecha música
recuperó su sentido.
Se les llamó “Los Nuevos Cantautores”, como si a los Serrat, Aute,
Pastor, Llach, Bonet, Serna, Sabina, Raimon… se les hubiera pasado
el arroz y otros venían a tomarles el relevo, ya que los Bergia o los
Ruibal –esa generación intermedia- no habían podido con ellos. Dos
sobresalieron sobre todos en el primer lustro noventero con un
Libertad 8 como epicentro del terremoto: Pedro Guerra, Javier
Álvarez.
Pero eran más que dos. De su estela se contaminaron, en el mejor
sentido, Roxana, Ismael Serrano… y la denostada canción de autor
dejó de verse como una rara avis en un país moderno que sorprendió
al mundo con una Expo Universal y unas olimpiadas modélicas con
una flecha encendiendo el pebetero.
Los chicos están bien, y transcurrido ya una cuarta parte del nuevo
milenio, quién lo diría, Pedro y Javier se suben al escenario juntos,
como hicieron algunas veces sueltas en aquella década en la que
nacieron como artistas. Tantos puntos en común, pero tan distintas
sus personalidades. Tan serio el canario, tan loca el madrileño.
La fuerza que puede tener una canción, se agranda cuando se refleja
en el otro. Guerra y Álvarez son espejos. Pero no miméticos. La
mano izquierda se ve en el espejo como si fuera la derecha, y así
todo. Ya saben lo de la sinergia, que dos más dos no son cuatro, sino
mucho más.
Canciones emblemáticas de sus respectivos repertorios se abordan a
la par y con grandes dosis de complicidad en este encuentro con el
que ahora giran por España. No fue por casualidad, pero arrancaron
el pasado 20 de abril (sí, como esa canción de otros) en Córdoba.
Javier se soltó la melena de su cráneo rapado, y Pedro sonrió con
su diente roto. Y ahora toca el resto de la península.
La nostalgia ya no es lo que era así que uno, da igual cuál de los dos,
bailó esa noche andaluza despavorido entre el público con la música
a tope, mientras el otro disfrutaba viéndolo desde el escenario.
Se reparten los tiempos, caen canciones harto conocidas por sus
respectivos públicos, que puede que ya no sean dos. Álvarez tira de
La edad del porvenir, Sunset Boulebarrd, Padre, Amor en vena y Piel
de pantera, mientras que Guerra recurre a Dos mil recuerdos, Debajo
del puente, El marido de la peluquera, Deseo y Daniela. El plano y el
contraplano, y canciones de los dos juntos, como la que bautiza el
encuentro y la gira, aunque ya no soy dos.
Y esos dos todo el rato en el escenario, sin trampa ni cartón, solos,
uno canta, otro asiente, cantan juntos, hacen de público el uno del
otro. Se emocionan, ríen, lloran, aplauden. Se aplauden.
La revolución de la ternura y la belleza entre dos tipos que se quieren,
y que le cantan, sobre todo a eso, al amor que comparten. Y el amor,
y quererse, es el último recurso que tiene ahora el ser humano en
estos momentos de zozobra e incertidumbre mundial donde parece
que va a acertar Nosferatu aunque con unos años de retraso. Eso, o
el meteorito. Y, mientras, nos quedamos con Pedro y Javier, que ya
no son dos. Puede que sean miles.
Fernando Íñiguez (primavera 2024)
Preguntas relacionadas con Pedro Guerra y Javier Álvarez en Tenerife
¿Cuál es el precio de cada tipo de entrada?
Entrada General: 30€. Baja Visibilidad: 25€.
¿Se puede comprar entradas con el bono cultural?
Sí, se puede comprar entradas con el bono cultural.
¿Dónde es el concierto de Pedro Guerra?
El concierto es en Auditorio Teobaldo Power.
¿Dónde es el concierto de Javier Álvarez?
El concierto es en Auditorio Teobaldo Power.